Las pelotas de goma y la cara de cemento

Una de las grandes banderas esta legislatura de las fuerzas separatistas y de extrema izquierda que apoyan al PSOE era la derogación de la llamada Ley Mordaza. Pues bien, finalmente tal derogación no tendrá lugar y ni siquiera su reforma. El desacuerdo entre los socios de gobierno ha pivotado sobre asuntos como las devoluciones en caliente o el uso de las pelotas de goma.

¿Quién se opone al uso de las pelotas de goma? Por razones más que evidentes, aparte de la extrema izquierda, Bildu y los separatistas catalanes. Si una nueva intentona ha quedado reducida para el golpista, en el peor de los casos, a una mera cuestión de desórdenes públicos, prohibirle a la policía que pueda usar pelotas de goma durante esos desórdenes completa el desarme total del estado ante el separatismo. Las fuerzas extremistas que utilizan la violencia como un recurso más para conseguir sus objetivos políticos y borrar a sus opositores, obviamente no miran con buenos ojos el uso policial de las pelotas de goma contra sus activistas y sus bases electorales.

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Las pelotas de goma son una herramienta fundamental para la policía de cara al control de masas en determinadas situaciones. Por otro lado, y precisamente para evitar males mayores, las pelotas de goma ofrecen a los cuerpos de seguridad la posibilidad de graduar y escalonar la respuesta ante los disturbios. Algo tiene que tener la policía entre las pistolas y las porras, o las situaciones en las que la policía se viera desbordada sólo con el uso de las porras tendrían que resolverse a tiros o con el linchamiento de los policías. Esto es seguramente lo que  pretenderían algunas fuerzas políticas.

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Podría pensarse que la eliminación de las pelotas de goma redundaría en una menor cantidad de heridos durante unos disturbios, pero en realidad y aparte de lo anteriormente dicho las pelotas de goma sirven precisamente para evitar el contacto cuerpo a cuerpo y poner distancia entre la policía y los manifestantes. La eliminación de las pelotas de goma sin duda provocaría más violencia y más heridos que su uso. Como casi todas las ocurrencias de la izquierda, incluso las que puedan partir de la buena voluntad (que no es el caso), todo lo que intentan arreglar lo empeoran.

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Las devoluciones en caliente son otro asunto llamativo porque, si hubiera gobernado la derecha, la masacre de la valla de Melilla en junio de 2022 hubiera sido un escándalo humanitario que hubiera marcado toda la legislatura. Tenemos en el gobierno y apoyando al gobierno a fuerzas que hacen del respeto al inmigrante uno de los pilares de su discurso. Por el contrario, la realidad es que, a cambio del Sahara, el gobierno español ha subcontratado a la policía marroquí para que le haga todo el trabajo sucio, con toda la violencia necesaria, al otro lado de la valla. Y esto lo bendicen con los hechos y la continuidad del apoyo al gobierno, aunque lo rechacen de boquilla, todos los supuestos defensores máximos de los inmigrantes y los saharauis, desde Podemos a Bildu. La masacre con decenas de inmigrantes muertos en junio del año pasado es el fruto de esa subcontrata de la violencia policial con Marruecos y todas las fuerzas de izquierda que apoyan a este gobierno, y que se rasgan las vestiduras con las concertinas, las devoluciones en caliente o los ahogados en el Mediterráneo, son corresponsables políticos de esa subcontrata y esa masacre. La vida de un inmigrante que intenta llegar a Europa vale mucho más cuando gobierna la derecha, porque cuando gobierna la izquierda no sólo es que pasen cosas como esta, sino que la inmensa mayoría mediática se pone de perfil cuando las masacres llegan de mano de la izquierda.

La Ley Mordaza, por lo demás, ha tenido esta legislatura un protagonismo absoluto durante los estados de alarma ilegales e inconstitucionales. Esa misma izquierda que ardorosamente repudia  la Ley Mordaza, la ha aplicado de forma tan intensiva como ilegal, imponiendo más de un millón de multas completamente irregulares que después el gobierno se ha visto obligado a anular y devolver. Todas las fuerzas de extrema izquierda que ahora teatralizan su rechazo a la Ley Mordaza a las puertas de las elecciones, intentando diferenciarse del PSOE ante su electorado radical, secundaron sin fisuras la aplicación ilegal y masiva de esa Ley Mordaza contra la que ahora hacen como que braman. Sean cuales sean las razones de la izquierda para hacer algo, nunca tienen que ver con el amor a la libertad.

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