Andalucía destroza a la izquierda en general y a Pedro Sánchez en particular

Las elecciones andaluzas han dejado un resultado inapelable y tumbativo: el descalabro de la izquierda es monumental, histórico. No sólo es que el PP consigue la mayoría absoluta con holgura, es que si por un lado tenemos al PP con 58 diputados, de los 51 de la oposición 14 son de VOX. O sea, que sólo 37 de los 51 diputados de la oposición y sólo 37 de los 109 diputados del parlamento andaluz son de izquierdas. El resultado, para la izquierda, es aterrador.

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El resultado para la derecha es algo más que magnífico no sólo en términos cuantitativos, sino que este resultado va más allá de los números y se adentra casi en lo filosófico. Los resultados de ayer demuestran que el cambio es posible. Que la batalla de las ideas se puede ganar. Que la gente puede cambiar de opinión. Del socialismo se puede salir. Si Andalucía, que era una fortaleza inexpugnable y el principal granero de votos de la izquierda puede caer, cualquier otro territorio puede caer. No fácilmente, ni totalmente, ni de una vez, pero esa es otra cuestión. Ante lo imposible hay que resignarse, ante lo difícil no.

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Obviamente no todo en el resultado de la derecha es luz y color. Desde luego no en el caso de VOX. Lo que le ha sucedido a VOX resulta un tanto llamativo porque en realidad ha obtenido un buen resultado y un resultado mejor que en las elecciones anteriores (14 vs 12). El problema es que VOX ha sido víctima en estas elecciones, en segundo lugar, del juego de las expectativas. Las expectativas eran tan altas que casi cualquier resultado que no fuera extraordinario iba a parecer malo. Pero esto sólo ha sido, como acabamos de señalar, el segundo gran problema de VOX, porque el primero, que no dependía de él, ha sido que Moreno Bonilla consiguiera la mayoría absoluta. En cierto sentido si VOX hubiera conseguido sólo 1 diputado, pero fuera el que al PP le faltara para la mayoría absoluta, casi podría decirse que hubiera sido un mejor resultado que tener 14 diputados y mejorar el resultado anterior pero con mayoría absoluta del PP. Llevado el caso al extremo, podría concluirse que un resultado en el que el PP hubiera tenido 55 diputados y VOX 54 hubiera sido un mal resultado para VOX, y ciertamente VOX hubiera sido más influyente con 1 sólo diputado en vez de con 54 si el PP hubiera tenido 54 en vez de 58. La paradoja es que teniendo un resultado mejor VOX sea menos determinante, pero por otro lado es absurdo concluir que sacar un diputado es mejor que sacar 14 ó 54, aunque 1 pueda ser más determinante que 54.

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Santiago Abascal habló ayer en este sentido con bastante lucidez distinguiendo entre lo que era un buen resultado para España y lo que era un buen resultado para el partido. Pero señalando al mismo tiempo que un buen resultado para España no podía ser un mal resultado para el partido. Y que la derrota en toda línea de la izquierda era un buen resultado para España y para VOX.

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Otro buen resultado para el conjunto de la derecha es la desaparición de Ciudadanos. Es decir, la derecha partida en tres se hacía a sí misma casi imposible la victoria en las urnas. Sólo falta encima que haya una parte de esa derecha que no quiera pactar con otra “ni de coña”, perpetuando en el poder a la izquierda. Los resultados de ese planteamiento han quedado a la vista y la desaparición de Ciudadanos despeja el camino de la derecha hacia la desokupación de la Moncloa. Porque los resultados de ayer constituyen sin duda una enmienda a la totalidad de la política de Pedro Sánchez.

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Podría pensarse que el resultado de Pedro Sánchez no es tan malo porque el PSOE sólo cae de 33 a 30 diputados, pero eso sucede cuando la extrema izquierda pasa de 17 a 7. O sea, la extrema izquierda pierde 10 diputados y el PSOE no sólo no se aprovecha de un posible trasvase sino que además pierde 3. En la debacle de la extrema izquierda no merece la pena detenerse demasiado porque donde cantan los números sobran los silogismos.

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Tanto Abascal como Feijóo estuvieron elegantes. Abascal no dejó sóla a Macarena Olona en lo que podría interpretarse como un resultado frustrante y Feijóo no fue a hacerse la foto con Bonilla y a restarle protagonismo. Sánchez estuvo escondido en su búnker.

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Hablando de Macarena Olona y el “Macarenazo”, en un análisis de abril cuestionábamos la idoneidad de Olona para aspirar a la presidencia de Andalucía justo por lo que ha sucedido. La marca VOX a nivel nacional es tan potente que Olona no ha aportado más tirón adicional a esa marca que un candidato semidesconocido como el de Castilla y León. Designando a Olona se generaban unas expectativas que a lo mejor después no se podían cumplir y, como ha sucedido, se corría el riesgo de sacrificar en cambio un activo muy importante del partido. La visibilidad que tenía Olona en el Congreso de los Diputados enfrentándose a las nulidades de la bancada azul no la va a tener debatiendo cuestiones locales con Moreno Bonilla en el parlamento andaluz. En un mes normal nadie en el resto de España sabe lo que pasa en el parlamento andaluz.

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En la exageración de las expectativas de VOX ha jugado también un papel importante la izquierda y toda su telaraña mediática y demoscópica. A la izquierda le interesaba exagerar las expectativas de VOX para, por un lado, llegado el caso poder presentar un gran resultado como sólo un resultado en la línea de las expectativas o incluso por debajo de ellas, pero también y acaso sobre todo para agitar entre su electorado y movilizarlo el fantasma de la llegada al gobierno de la extrema derecha. Este podría ser otro elemento añadido al análisis y es el fracaso electoral absoluto de los mantras, comodines y espantajos recurrentes de la izquierda. Ni Franco, ni VOX, ni el machismo, ni la homofobia ni ninguno de los estigmas de la izquierda son comprados ya por el electorado español. La mala noticia para la izquierda es que no tiene otros mantras de recambio. La bacteria se ha hecho resistente a los antibióticos de Ferraz y el soviet de la Complutense, lo que constituye otra gran noticia para la derecha sociológica española frente a este análisis electoral. Interesa asimismo subrayar que VOX haya podido conseguir un 13,5% de los votos sin edulcorar ni rebajar su discurso electoral. En otro tiempo sólo que el PP hubiera conseguido 55 diputados con un discurso de compromiso le hubiera parecido al electorado de derechas un conquista fabulosa. Ahora 58 diputados del PP y 14 de VOX saben a poco. La derecha se ha vuelto más ambiciosa y ya no le basta con sacar a la izquierda del gobierno sino que quiere un cambio real. Aunque la ambición de mayores logros pueda generar frustración esto también significa que el espacio electoral se ha derechizado, que algo está cambiando, que hay un desplazamiento ideológico y que algún candidato de la izquierda querría tirarse ahora por la ventana de Overton.

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La recapitulación de todo lo anterior es que la derecha ha tenido un resultado extraordinario, que Sánchez conduce a la izquierda, además de al país, al abismo, que el cambio en Andalucía evidencia que la izquierda puede perder la batalla de las ideas en cualquier parte de España, y que VOX ha tenido un resultado frustrante no tanto por lo malo de sus propios guarismos, sino por el espectacular resultado de Moreno Bonilla. Si Moreno Bonilla conseguía la mayoría absoluta cualquier resultado hubiera sido frustrante para VOX. Con los mismos 14 diputados que ha conseguido, VOX estaría dando botes de alegría si Bonilla hubiera conseguido sólo 54. Por otro lado, para que el agua de una piscina pase de 10 grados a 20 primero tiene que pasar por 15. Puede que aún no esté a la temperatura que usted quiere. Puede que no tan rápido como usted quisiera. De lo que no hay duda es de que la temperatura del agua se está calentando.

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Comentarios (1)
  1. Egia says:

    Tras VOX hay muchos votantes que canalizan su opción de votar en una clara disconformidad con el sistema político que estamos viviendo. Son votos de castigo, exentos de ideología, que protestan por la ruptura de la convivencia, por la ausencia de coherencia en los otros partidos en temas como: la unidad del Estado, el sistema electoral, la incoherencia de la izquierda apoyando a partidos separatistas, la manipulación de la sexualidad y del medio ambiente, la inmigración descontrolada (señalar que Vox donde más votos ha sacado es en Almeria, precisamente donde más inmigrantes legales hay, es decir que estos se quieren proteger de la mano abierta a los ilegales). Muchos disparates de la izquierda no desparecen votando al PP, como se vio con Rajoy, pero también es cierto que ante el dilema PP o Sánchez, han visto claro, que había que dar la espalda a VOX, y echar a Sánchez.

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