11ª Estación del Viacrucis en Pandemia

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Ni una brizna de misericordia se tuvo, Señor, contigo. Fuiste crucificado como el peor de los malhechores. Hasta los dos bandidos que estaban a tu lado te insultaban, según San Mateo. En esos insultos llegó el desprecio a su colmo. He penetrado por tus llagas, he subido por los agujeros de tus clavos hasta tu corazón. No he visto tu alma porque estaba absolutamente oscura. Pero vi los ojos del Padre y el esbozo de su sonrisa. En ellos sentí la alegría del triunfo y del amor. La muerte, el mal y el pecado estaban a punto de ser vencidos. El Padre me sonrió y conmigo a toda la humanidad pecadora.

Señor, tú has concedido a tu pueblo entender algo de este misterio. Te alabamos, te bendecimos, te glorificamos por tu santa crucifixión. Termina, Señor, la obra, termina de expulsar de este mundo el pecado y el mal. Nadie tuvo misericordia de ti que eres la fuente de toda misericordia. Haz que contribuyamos a erradicar el pecado del mundo amando a los pecadores hasta el extremo, como tú lo hiciste. La peste que nos asola en estos días es un componente más del pecado, cuyo salario es la muerte. Haz que podamos entenderlo así para que este sufrimiento se trasforme en algo trascendente, que no sea solo sufrimiento sino cruz de Cristo en nosotros.

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