3ª Estación del Viacrucis en pandemia

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Gracias, Señor, por esta caída porque así te siento humano. Sufres como yo; no puedes con tus pesos y te hundes mordiendo el polvo. A veces pienso que, como también eres Dios, tu pasión no fue real, no es parecida a la mía, a la de tantos mortales sin esperanza. Pero sí, de hecho muchos disfrutaban al verte en el suelo, no te querían, se vengaban de ti y se reían de tu debilidad. No sabían que se estaban riendo de sí mismos, que tu debilidad era la suya. Tú caíste, Señor, para dar fortaleza y sentido a sus desgracias y desesperaciones. Tu caíste para que nuestras miserias más profundas no nos lleven al infierno sino que se trasformen en gloria al ser salvadas por ti.

Señor te presento a toda la humanidad caída y humillada como tú, por esta pandemia que estamos sufriendo. Los muertos en la soledad y el aislamiento, los que sufren hoy mismo en las ucis y hospitales, los que tienen mucho miedo a la muerte, los que recorren miles de kms. a la búsqueda de una vacuna salvadora porque no quieren morir. Te alabo Señor, porque tú muerdes el polvo pensando en nosotros. Auméntanos la fe que vence al mundo y a sus tempestades en estos días de incertidumbre. Señor, mírame, date cuenta de que yo también tengo miedo.

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