El mal queso y el bipartidismo foral

Un día cualquiera, por ejemplo hoy mismo, cabría preguntarse si el bipartidismo ha muerto o por el contrario no existe otra cosa que bipartidismo. Es decir, en Navarra tenemos en el parlamento foral, de un modo u otro, montones de partidos. No sólo es que tenemos 6 formaciones, sino que cada una de esas formaciones es frecuentemente una formación de formaciones. Navarra Suma incluye a UPN, PP y CS. Bildu incluye a Sortu, EA y otra galaxia de formaciones más o menos insignificantes. Geroa Bai es una coalición que incluye… bueno, realmente sólo al PNV. Además tenemos a IE y Podemos. Total, podemos sumar al menos 9 partidos, 6 de ellos en el poder. Aparentemente no puede haber nada más distante del bipartidismo. ¿Pero lo es así en realidad?

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La fórmula de gobierno mediante la que Chivite es presidenta es la del quesito inverso, el “kesito”. Para los lectores más recientes, “el quesito” era una estrategia formulada en su día por Miguel Sanz basada en la premisa de que la mayoría absoluta era casi inalcanzable excluyendo al nacionalismo. O sea, si los nacionalistas ocupan el 30% del electorado, para conseguir mayoría absoluta habría que conseguir el 70% del otro 70% de votos, algo sumamente difícil, aunque por ejemplo sucede en Galicia. Alternativamente, Sanz proponía una alianza de hierro con el PSN que garantizara a perpetuidad el 60% de los votos. “Más PSN, más Navarra”, decía del PSN en su ingenuidad. Obviamente lo que el PSN ha hecho es justo lo inverso. Se ha fundido con los nacionalistas para formar un bloque con el 60% de los votos a perpetuidad. El quesito inverso, el “kesito”. Y efectivamente, a ver cómo ahora Navarra Suma consigue el 70% del voto no nacionalista para acercarse al 50% de los votos con el que  superar al bloque pentapartito.

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Todo esto viene a cuento precisamente porque uno de los efectos de la estrategia del quesito era dividir la sociedad en dos. Dejar al nacionalismo sólo en la oposición, ocupando todo el espacio de la oposición, implicaba el riesgo de poner al electorado indefinidamente en la tesitura de votar UPSN para siempre o nacionalismo. Todo el que no quisiera UPSN no tendría otra alternativa que votar al nacionalismo. Todo el que no estuviera de acuerdo con el gobierno, todo el que tuviera un agravio contra el poder, todo el que quisiera un cambio, no hubiera tenido más alternativa que votar al nacionalismo. Contra lo que pudiera pensarse, esto era un gran regalo para el nacionalismo y el mejor modo de facilitar que del 30% acabara pasando al 50%. Tal vez no en una legislatura o dos, pero poco a poco.

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Es posible que a Navarra Suma el PSN le haya hecho ahora el mismo regalo y por eso comenzábamos hablando de una falsa pluralidad y de un bipartidismo real en Navarra. El pentapartito son los “unos” y Navarra Suma son los  “otros”. No hay en el fondo mayor opción. Todo el que llegue a hartarse del cuatripartito no tendrá otra opción que votar a Navarra Suma, los “otros”. Ahora mismo da igual votar al PSN que a Bildu, el resultado va a ser el mismo gobierno, o por lo menos las mismas políticas. El único cambio real es votar a los otros. Votar al pentapartito es votar al gobierno y votar a Navarra Suma es votar cambio. Todo el que quiera un cambio tendrá que votar a la oposición o abstenerse, alterando en cualquier caso el equilibrio electoral. Hay muchas siglas pero sólo dos opciones reales. No hay sólo dos partidos pero hay sólo dos bloques, lo que en la práctica viene a ser parecido.

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No resulta descartable que en las próximas elecciones forales VOX obtenga representación electoral pero esto no cambiará demasiado el esquema. Es decir, en un hipotético gobierno alternativo estarían UPN, PPN, puede que CS y VOX. Todos estos partidos pasarían a ser “gobierno” y todo el resto “oposición”. Obviamente la entrada de VOX alteraría la salinidad del bloque gubernamental, que no sería la misma sin VOX, pero de ahí en adelante seguramente volveríamos a tener que elegir entre dos opciones. Para alguien que sólo tuviera el 1% de los votos el mejor regalo que le podrían hacer es convertirse en la única oposición. La oposición Navarra esta mucho mejor que eso aunque no llega ahora al 38% de los votos, lo cual es un problema, pero cuenta con la citada ventaja estratégica de ser la única alternativa posible a lo que ahora gobierna. Es decir, al final la tesis de este artículo vendría a ser que haberse quedado sola frente a todos en la oposición no es una posición desvantajosa, sino estrategicamente conveniente. Es mucho mejor que Navarra Suma esté en la oposición sola que con el PSN, como en la anterior legislatura. Navarra Suma tiene evidentemente otros muchos problemas, como una pobre posición mediática, educativa, cultural o de liderazgo, pero haber sido víctima de la estrategia del quesito puede ser a medio plazo una baza a favor. Y contamos con ilustres personajes como Alzórriz y Cerdán para que no se revierta esa situación.

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