Pese a que los medios afines al nuevo régimen y el propio Gobierno de Navarra trataron de minimizar la violencia de la huelga general de los sindicatos nacionalistas el pasado jueves, lo cierto es que apenas se puede disimular la importante violencia que una minoría radical desató en la que medida que pudo contra la mayoría de los navarros. De hecho parece bastante claro que en La Morea no hubo un disgusto mayor gracias a la profesionalidad de los guardias civiles desplegados y acaso también a la buena suerte cuando, como se puede observar en algún vídeo, los agentes recibieron una lluvia de botellazos sin tener a mano los lanzapelotas ni los escudos.
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— Adrián. (@AdrianGScnp) January 30, 2020
🚨 Así acabó uno de nuestros compañeros de la #USECIC agredido en La Morea #Navarra, por radicales abertzales.
Las consecuencias de no disponer de los recursos necesarios para su autoprotección.
Todo nuestro apoyo💪🏻 y mejores deseos para su recuperación.#EquiparacionYa pic.twitter.com/l8AhZ4YG6V
— Jucil Nacional (@jucilnacional) February 1, 2020
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No contentos con toda la violencia desatada el jueves, el viernes los incidentes continuaron frente a la Audiencia Provincial, donde un nutrido grupo de personas se reunió para recibir como héroes a los detenidos en los incidentes violentos del día anterior. La Policía Foral se vio obligada a tener que usar las defensas en algunos de los momentos de máxima tensión entre el cordón policial y la multitud.
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Acaso lo más preocupante de cara al futuro, sin embargo, fue la rueda de prensa conjunta de los portavoces de ELA y LAB. La portavoz de LAB, concretamente, señaló que “Tanto a gobiernos como a patronales les damos dos meses de plazo para que respondan afirmativamente a nuestras reivindicaciones“, y que en caso contrario les volverán a “encontrar en la calle“, y que “verán florecer una primavera en lucha, una primavera roja”.
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Desde luego la situación resulta notablemente surrealista porque la izquierda abertzale amenaza con que ardan las calles al mismo que tiempo que pone presidentes y presidentas o decide los presupuestos. O sea, la izquierda abertzale siembra el caos y la destrucción contra los gobiernos y las políticas que ella misma propicia.
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Lamentablemente la incoherencia de la izquierda abertzale es el menor de los problemas. Lo mayor es que la misma izquierda abertzale que quema las calles esté en el gobierno. Desde luego es improbable que para Podemos o IU sea un problema que la izquierda abertzale queme las calles, la pregunta es si al PSOE tampoco le importa. La respuesta parece contestarse sóla por la vía de los hechos. Si quien te permite ser presidente y gobernar incendia las calles y sigues siendo presidente o presidenta y sigues gobernando gracias a ellos, es que no te importa, o no tanto como la presidencia. Si a su vez a la izquierda abertzale no se le obliga a tener que decidir entre colaborar en el gobierno o quemar las calles, no sólo no cesa en su violencia sino que amenaza con más violencia, primaveras rojas y primaveras de lucha. No estamos en un momento de la política en el que los radicales se van moderando, sino en el que la radicalidad ha tomado el control de la vida política. Son los que pactan con radicales los que se radicalizan, porque dependen de ellos. Estamos avisados: feliz primavera roja.
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