El Ospa Eguna se celebró según casi todos los medios con toda normalidad. O sea, no ya los medios abertzales sino casi todos los medios calificaron de “normal” o “sin incidentes” el desarrollo del Ospa Eguna el pasado sábado en Alsasua. El lamentable evento iba a ser observado con lupa por los medios, la Justicia, los políticos, a ver si sucedía algo anormal… pero resulta que el Ospa Eguna transcurrió con toda normalidad. Sin muertos. Sin heridos. Falsa alarma. No ha pasado nada. Todo normal.
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Un acto anormal no se puede desarrollar con normalidad
Un acto anormal, por definición, no se puede desarrollar con normalidad. Una manifestación contra los judíos no se puede calificar como normal o caracterizada por un ambiente de normalidad porque no haya muertos o heridos. Una manifestación contra los negros o los judíos es anormal por definición. Muertos o heridos es lo que habría habido si pillan en ese momento a un judío. O si alguien se hubiera manifestado frente a ellos. O si el resto de Alsasua no hubiera tenido que asistir desde detrás de las ventanas en resignación y silencio.
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Ellos sí pueden celebrar sus actos con normalidad
Todo el mundo recuerda el despliegue policial que resultó necesario en Alsasua para que Ciudadanos celebrara un acto en Alsasua. Si la izquierda abertzale puede realizar actos con normalidad y Ciudadanos no es porque la izquierda abertzale no permite que los demás puedan realizar actos con normalidad. Sólo la izquierda abertzale puede realizar actos con normalidad. Pero eso es justamente lo completamente anormal. La normalidad de Alsasua o en general de los lugares que controla el nacionalismo es anormal. Hola nacionalismo, adiós libertad.
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De toda la gente que se vio el sábado en Alsasua mucha no era de la localidad, vino de fuera para sumarse al acto de odio contra la Guardia Civil o la Policía Foral. Pero los que van de fuera de Alsasua a celebrar el Ospa Eguna son bienvenidos, no son provocadores. Y como quienes piensan distinto que la izquierda abertzale son gente civilizada que no va a boicotearles, no hay incidentes ni por tanto descalificaciones en Twitter a los boicoteados. Los forasteros que llegan a Alsasua para celebrar el Ospa Eguna son bienvenidos porque dan buena imagen de Alsasua. Ningún nacionalista cuestionará la buena imagen de Alsasua que provocan los ospaguneros.
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Casi todas las pancartas y performances de los ospaeguneros incluyeron el sábado la presencia de maletas, las maletas que tienen que hacer los guardias civiles para marcharse del pueblo, las que han tenido que hacer todas las víctimas de la agresión de Alsasua y sus familias, y encima se ríen y se les ríen las gracias y se tacha de normalidad esa situación. Pero bueno, si de entrada hay que considerar normal un evento cuyos carteles anunciadores empiezan con el lanzamiento de bombas de mano al colectivo que se quiere expulsar de una localidad, apaga y vámonos.
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El poder ejecutivo dice que esto ha sido así desde 2010 y que no puede hacer nada.
El poder judicial dice que todo normal, todo legal, y que con estas leyes no se puede hacer nada.
El poder legislativo mantiene las leyes con las que, supuestamente, no se puede hacer nada.
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No diremos que la “normalidad” con la que se celebra el Ospa Eguna forma parte de un proceso pactado entre la izquierda abertzale y el gobierno, pero sí que las cosas suceden como si así hubiera sido.
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La ultraizquierda abertzale no quiere ni a la Guardia Civil, ni a la Policía Nacional ni a la Foral. Una pregunta ingenua: ¿Le harían un ospa eguna a la Ertzaintza? Pues igual sí, que a lo mejor prefieren una ciudad sin ley … para imponer su ley.
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