Asiáin y la esquela de Caja Navarra

José Antonio Asiáin compareció la semana pasada en el Parlamento de Navarra a explicarles a los partidos de la oposición el final de la CAN. El final de la CAN relatado por Asiáin, naturalmente. Durante su comparecencia Asiáin dijo no obstante alguna cosa cierta e interesante.

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Las cajas vascas también perdieron miles de millones de patrimonio

Por ejemplo, Asiáin reconció que durante la crisis la CAN perdió 958 millones de patrimonio, pero la BBK, que controlaban en Vizcaya los inquisidores de la comisión de la CAN, perdió 1.925 millones, a sumar a los 958 de la Kutxa guipuzcoana y a los 232 de Vital, la caja de Alava.

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No es cierto sin embargo que todas las cajas, pese a sus transformaciones y sus pérdidas, hayan seguido la misma suerte. Las citadas cajas vascas, por ejemplo, se han fundido en un banco (Kutxabank) del que son las tres accionistas, y las oficinas de Kutxabank en cada provincia conservan los nombres comerciales de las antiguas cajas.

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Mal de muchos epidemia

En realidad, es difícil saber si la CAN habría podido sobrevivir al temporal bajo otro liderazgo que el que tuvo, pero lamentablemente hay una cosa que no podemos decir. No podemos decir que la CAN se fue a pique pese a que todo se hizo con la mayor humildad y eficacia. No sabemos, por ejemplo, lo que hubiera pasado si la CAN no se hubiera puesto a acumular fantasmadas como la apertura masiva de sucursales por toda España, no digamos el esperpento en Washington de la nunca inaugurada sucursal con vistas a Obama. ¿Hubiera servido el ahorrarse todo eso para la salvación de la CAN? Es posible que no, pero hubiera estado bien comprobarlo. Obviamente la actitud y la mentalidad del banquero que rechaza todo ese tipo de megainversiones y se ciñe a su papel con los pies en el suelo y la cuenta de la vieja es totalmente distinta de la que quienes dirigieron los destinos de la CAN.

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Todo se hizo bien, dicen ante los restos humeantes

Otra nota distintiva de los responsables de llevar a la CAN al precipicio es la total incapacidad de asumir errores. Goñi no cometió ningún error. Asiáin no cometió ningún error. Todo el mundo lo hizo genial pero la CAN es un cráter humeante. También hubiera estado bien comprobar si la CAN hubiera colapsado dirigida por la clase de gente que tras un desastre es capaz de hacer autcrítica, porque a lo mejor todo hubiera sido igual, pero desde luego ya sabemos cómo nos ha ido con la gente incapaz de reconocer errores. La gente incapaz de reconocer errores suele pensar que no reconocer errores es lo mismo que no cometerlos.

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También hubiera sido curioso comprobar si, ya en plena crisis, otros dirigentes hubieran evitado empezar a repartir dietas a mansalva como tratando de sellar con dinero el discurso oficial de aquí todo va fenomenal no nos hagan preguntas. Una vez más, nos da la impresión de que a lo mejor nos hubiera ido distinto con gente que no realiza este tipo de prácticas.

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Decir que la CAN no ha sido destrozada sino que se ha transformado es seguir en un absurdo negacionismo. Como quien niega la muerte asegurando que Pepito no ha muerto, se ha transformado en un montoncito de polvo. Eso sí, seguiremos hablando de ello hasta mayo de 2019 no porque no sepamos ya todo y no se hayan depurado con creces las responsabilidades políticas (¿qué más que un cambio de gobierno?), sino porque al cuatripartito le interesa que hasta vísperas de las elecciones se hable de la CAN, de Franco y de cualquier cosa anterior a mayo de 2015. Si consiguen que el foco de debate se quede ahí, lo mismo pueden seguir gobernando.

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Todos los huevos en un sólo cesto y que Dios nos proteja

El montoncito de polvo que queda es ese 0,9% de Caixabank que es propiedad de la Fundación CAN, valorado en unos 200 millones de euros. En eso sí que tenía razón Asiáin y es que, si alguien cree que estarían mejor invertidos en otro sitio, puede vender ese 0,9% e invertir donde le parezca. En realidad a lo mejor no es mala idea, más que nada porque ya sabemos que nuestros líderes supremos no suelen ser unos águilas en los negocios y porque, si uno tiene un patrimonio de 200 millones, a nadie se le ocurre tampoco tenerlo todo invertido en un sóla cosa, en un mismo sector, en un sólo país, en una sóla moneda, en un sólo tipo de activo, etc.

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