Navantia: Ni Arabia Saudí ni Irán

Tras los primeros días laborales de este mes de septiembre, en los que muchos han retornado a su rutina tras el periodo vacacional estival, se ha desatado cierta indignación en la plantilla laboral de la factoría de la sociedad pública Navantia, que organizó cortes de carretera en una carretera provincial que pasa por la localidad gaditana de San Fernando.

El motivo de protesta viene a ser la probabilidad de que el Gobierno de España acabe rescindiendo su contrato de construcción de cinco corbetas a destinarse a Arabia Saudí, el cual tenía un valor de 1’8 millardos de euros, aparte de generar, según estimaciones oficiales, alrededor de seis millares de puestos de trabajo.

La decisión vendría motivada por los socios de gobierno comunistas (esto viene a ser la formación PODEMOS), que en más de una ocasión han criticado que España exporte armas a un país como Arabia Saudí, que no respeta los derechos humanos en Yemen y que financia al grupo terrorista del Estado Islámico.

Lo que afirman no viene a ser falso para nada. La cuestión está en las razones de fondo, que vienen a ser completamente diferentes a lo que alguien podría pensar solo desde la más absoluta ignorancia e ingenuidad: estrategias “geopolíticas” a considerar por parte de unas hordas que también son enemigas de Occidente.

Para comenzar, como sabemos, hay suficientes indicios para afirmar que hay una estrecha relación entre el régimen teocrático ayatolá iraní y el partido político liderado por Pablo Iglesias. Por ejemplo, la financiación de 360º Global Media y la consideración del régimen en cuestión, por parte de Iglesias, como un aliado de la promoción del discurso izquierdista en Europa.

Pues bien, en la Guerra Civil de Yemen, que comenzó en 2015, hay un bando en el que está Arabia Saudí, que cuenta con la colaboración de los Estados Unidos (EE.UU) junto a otros países musulmanes, enfrentado a los hutíes, un grupo zaidí chiita que tiene como aliado al Estado iraní, a esos aliados de los “podemitas”.

Eso sí, no considero muy descartable la cuestión adicional del antiamericanismo que caracteriza a la izquierda, pero no por lo criticable que pueda resultar la política exterior intervencionista del país norteamericano previamente mencionado, sino por los fundamentos fundacionales que hicieron grande al mismo: libertad, responsabilidad individual y valores cristianos.

Ahora bien, algunos no solo nos oponemos al mero hecho de que existan empresas públicas, sino de que se comercien armas y otras clases de material militar con países como Arabia Saudí, aunque por razones que son absoluta y totalmente opuestas a las que esgrime la extrema izquierda.

Occidente no tiene nada que agradecerle a un país como Arabia Saudí, donde no se respetan los derechos y libertades de los ciudadanos: no se respeta la libertad religiosa y de la mujer, se persigue a los homosexuales -llegando a condenarlos con la muerte y se atenta contra otras libertades básicas. Este también es gran proveedor de odio hacia cristianos y judíos.

Pero Irán es tan hostil y totalitario como el país previamente mencionado. La cuestión viene a ser la misma; en otras palabras, estos problemas se deben a la sumisión islámica. Por eso no se garantizan las libertades y derechos civiles así como tampoco se respeta a las mujeres, a los homosexuales y a los no musulmanes.

Al mismo tiempo, nos preocupa la promoción del fracasado “multiculturalismo” en Europa ya que la islamización de nuestro continente (que es un riesgo que se está corriendo actualmente, especialmente en la parte no central-oriental) erosionaría ese marco de libertades y respeto a la dignidad humana que emana de la herencia judeocristiana.

Nosotros no vemos el islamismo como un aliado ya que somos férreos defensores de la civilización occidental, de corte judeocristiano, a diferencia de los marxistas. Y si criticamos el intervencionismo militar exterior es porque los países no deben interferir en conflictos que resulten de asuntos totalmente ajenos a los mismos (pero ese no es un criterio comunista).

Y una vez dicho todo esto, que quede claro que estas reacciones de esa misma extrema izquierda que no duda en mostrar su absoluto desprecio hacia los cristianos (en España, una mayoría católica que define la tradición de nuestro país) solo obedecen a una cuestión geopolítica en base a quienes son aliados de su principal altavoz en estos lares y cierto antiamericanismo.

NOTA: La imagen que ilustra el artículo es de la autoría de MarcadorInt

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