¿Representaría Pablo Casado el “fenómeno Kurz” del PP?

Tras haber renunciado Mariano Rajoy a seguir asumiendo tanto actual como venideramente el liderazgo del Partido Popular (PP), se ha convocado un congreso extraordinario precedido de unas elecciones primarias para elegir al nuevo sucesor, que tendrán lugar el mes que viene, es decir, en julio.

A mí, personalmente, no me preocupa un partido cuya traidora cobardía ha dado pábulo y cierta fuerza a enemigos de la Nación Española, sino mi país, y una serie de principios en pro de la dignidad humana, la ley natural, el libre comercio y la tradición católica española, por los cuales pelearé. Abandoné en 2013 las Nuevas Generaciones del PP, y no me arrepiento para nada.

No obstante, para ser sinceros y objetivos, si el PP tiene aún solución, a pesar de que a lo largo de estos años se ha consolidado una progresiva e irreversible deriva izquierdista, hay que decir que este debe comprometerse con la causa del liberalismo conservador, lo anti-establishment y la defensa de una España libre, pero fuerte, independiente y respetada en todo el mundo.

Un interesante ejemplo, relacionado con sus socios austriacos en el Partido Popular Europeo, que es parte del consenso progre-socialdemócrata -con la excepción de FIDESZ, el partido del Primer Ministro húngaro Viktor Orbán-, se basa en las implicaciones del liderazgo de Sebastian Kurz para su partido, el Partido Popular Austriaco (ÖVP), que no deja de subir en los sondeos.

Quien ya cuando fue Ministro de Exteriores era consciente de que los llamados “refugiados” no deberían entrar en el continente europeo, aparte de promover la prohibición del burka y de controlar la versión del Corán que se debería de leer en Austria y el control la financiación de las mezquitas, tuvo como mensaje central de su campaña el control de la inmigración musulmana.

Por ello mismo, aparte de su interés en una Europa menos burocrática, consiguió ganar las elecciones legislativas del año pasado, y no tuvo recelos en alcanzar un acuerdo de gobierno con el euroescéptico partido de derecha identitaria Partido por la Libertad de Austria (FPÖ), que de haber sido otro el líder del ÖVP, habría sido el más votado, como se preveía el año anterior.

Pero el programa del gobierno liderado por quien es también pro-vida (aunque deberían ir empezando ya a garantizar una mayor protección del no nacido austriaco ilegalizando el aborto) también se caracteriza por desregulaciones, rebajas fiscales y controles del gasto público (las ayudas sociales se reducen, aunque en mayor medida las de inmigrantes).

Es más, este mismo mes de junio, fue noticia de los que también están plenamente alineados al grupo del Visegrado en cuestiones como la inmigración, una decisión de expulsión de 60 imanes y cierre de 7 mezquitas. “Sociedades paralelas, el islam político y la radicalización no tienen lugar en nuestro país“, dijo Kurz.

Mientras tanto, en España, hay quienes creen que la renovación del PP podría emprenderla uno de los aspirantes a esas primarias del mes que viene, Pablo Casado, ex vicesecretario nacional de comunicación y antiguo presidente de la sección juvenil del PP madrileño. Pero no tanto por criterios de juventud.

El caso es que este político ha tenido perfil propio de alguien que dice ser de derecha liberal, acompañado de una buena capacidad oratoria y de elocuencia, especialmente en la mayor parte de la “era Aguirre”. Pero el problema no es que en España muchos se crean que lo del conservadurismo liberal es simplemente “tener más simpatía por Aguirre que por Soraya”.

Lo que ocurre es que este político palentino, que fue incorporado hace relativamente poco a la cúpula genovesa, no ha querido ser una voz disidente que haya reprobado las traiciones de su partido. Ha callado y ejercido de palmero indiscutible de las políticas izquierdistas (tanto en lo social como en lo económico) de Mariano Rajoy y figuras autonómicas como Cristina Cifuentes.

Por lo tanto, no tiene sentido que ahora se quiera hablar de valores liberales, de que se diga defender la vida y la familia, y de otras cuestiones propias del liberalismo conservador. Más aún cuando se cuenta en el team con Javier Maroto (el de la “ruta social”) e Isabel Díaz Ayuso (la que acusó a Hazte Oír de “falsa bandera católica” por denunciar el totalitarismo de género).

Uno, en cambio, sí podría fiarse de algún militante de buena fe, que no hubiera dudado en desafiar desde dentro la deriva “progre” del partido (hay gente que dice que mejor se influye dentro de los partidos, pero eso no implica una actitud de mutismo y peloteo absoluto hacia el líder). Pero Pablo ha callado mucho.

Pero vamos, me reafirmo en que mi mayor deseo es que, sea como sea, el sector libertario-conservador pueda sentirse representado en el poder legislativo y que en el seno de la sociedad civil, esta corriente pueda operar perfectamente, con el coraje necesario a la hora de librar una batalla ideológica, cosa a la que quienes hacemos Navarra Confidencial contribuimos.

Finalmente, sin ninguna duda, Pablo Casado no puede representar el “fenómeno Kurz” del PP español, pero no ya por no tener posturas en inmigración similares a las de los ejecutivos austriaco y del Visegrado, sino por haber sido un acólito, como muchos otros, del establishment progre-socialdemócrata, de los artífices de la izquierdización del partido.

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (2 votos, media: 5,00 de 5)
Cargando...

Entradas relacionadas

Dar de baja