¿Tiene sentido la existencia de un Defensor del Pueblo de Navarra? Tenemos nuestras dudas y así lo hemos expuesto en múltiples ocasiones, ya que es un órgano por un lado redundante, y por otro no vinculante. No obstante, si uno cree que tiene sentido la existencia de este órgano, lo que no tiene sentido es que después lo ignore olímpicamente, particularmente cuando no le interesa, como hace el cuatripartito en Pamplona.
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La lista negra del Defensor del Pueblo
La web del Defensor del Pueblo de Navarra incluye una especie de lista negra o registro de la vergüenza: la relación de entidades o administraciones no colaboradoras con la Institución del Defensor del Pueblo de Navarra. Como las resoluciones del Defensor del Pueblo no son vinculantes, al menos se elabora esta lista para poner en evidencia a los organismos públicos que las ignoran, que dicho sea de paso tampoco suelen ser muchos. De hecho, ni siquiera se pide a las administraciones que den la razón a quienes presentan una queja, sino siquiera que reciban una respuesta. Pues bien, en la lista de 2018 aparece el Ayuntamiento de Pamplona, y lo hace por partida doble. Sólo parecen en la lista otras dos entidades no colaboradoras que son el Concejo de Azanza y el Ayuntamiento de Goñi.
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Si consultamos la lista de entidades no colaboradoras en 2017, vuelve a aparecer Pamplona, esta vez por partida triple.
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Efectivamente, no hay sorpresas tampoco en 2016, año en que el Ayuntamiento de Pamplona aparece de nuevo por partida doble en la lista.
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La sorpresa, sin embargo, aparece cuando revisamos los registros de 2013, 2014 y 2015 y resulta que en todos esos años no aparece como entidad no colaboradora el Ayuntamiento de Pamplona.
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Será que las personas que presentan quejas al Defensor del Pueblo no son “gente”, porque la alternativa es que el ayuntamiento de Pamplona antes atendía las quejas y ahora el gobierno del cambio las desprecia.
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Que exista la figura del defensor del pueblo es la prueba de que no hay democracia. Y además es una aberración.
Lo primero, porque en una democracia el ciudadano está representado y su representante es el que le defiende ante el Estado. Lo segundo porque siendo una figura elegida por la oligarquía política estatal, sólo puede representar a esa oligarquía y jamás al ciudadano. Es una concepción paternalista y estatalista propia de regímenes autoritarios.
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