Y de todos los cadáveres que el cuatripartito iba a sacar de las cunetas, ¿cuántos ha recuperado?

Por extraño que parezca, antes de las últimas elecciones forales había gente muy preocupada, incluso exaltada, por la situación de todos los miles de represaliados del franquismo que  atestaban las cunetas de las carreteras navarras y de los que nunca nadie se había ocupado. Tras décadas de infames gobiernos de UPN y PSN hacía falta un auténtico cambio que, para empezar, recuperara todos esos cuerpos y devolviera la dignidad a sus familias. Habrán notado ustedes que, desde que el cuatripartito llegó al gobierno, ya no se habla de esto. No es que se hayan recuperado miles de cadáveres y no se haya comentado, sino que no se han recuperado los miles de cadáveres que a tanta gente habían conmovido.

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En agosto de este año 2017, una nota del Gobierno de Navarra anunciaba que como consecuencia de todas las actuaciones llevadas a cabo por el gobierno del cambio desde 2015, se habían señalado 22 fosas, se habían recuperado 54 cuerpos y se había identificado a 14. Este sería el último balance conocido de las actuaciones del cuatripartito en este delicado y sensible asunto.

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El caso es que la elaboración del Mapa de Fosas de Navarra se remonta al año 2013 cuando ya se habían contabilizado 118 fosas al presentar el mapa. Las labores de localización, exhumación e identificación son por tanto muy anteriores a la llegada del gobierno del cambio. No es que el nuevo gobierno haya iniciado una política de búsqueda y recuperación sino que simplemente ha continuado una política que ya existía. Es más, el grueso de esa labor ya se había realizado y se hubiera continuado realizando con cualquier gobierno.

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Lo que ha quedado demostrado con la llegada del nuevo gobierno es por tanto que la llegada de un nuevo ejecutivo no iba a dar como resultado el afloramiento de miles de cadáveres desperdigados por las cunetas porque estaban ahí y nadie se había preocupado en buscarlos.

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Por el contrario, lo que se revela tras más de dos años de nuevo gobierno es que resulta muy difícil encontrar nuevos cuerpos y más aún identificarlos. En el mapa de fosas, además, se incluyen numerosas localizaciones bajo el epígrafe “fosas no intervenidas”. Se trata de lugares sobre los que existe un relato de que alguien fue asesinado pero generalmente sin que pueda concretarse un lugar lo suficientemente preciso como para empezar a buscar.

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Como es lógico en todas las guerras hay cadáveres sin identificar y tumbas al soldado desconocido, por parte de todos los bandos y más por parte del perdedor. Hace un par de años se encontraron diez cadáveres en El Carrascal que se pensó que pudieran ser víctimas de la Guerra Civil y acabaron siendo calificados como soldados franceses muertos en la Guerra de la Independencia. Por no hablar de los cientos de miles de soldados alemanes, y no sólo alemanes, muertos en la Segunda Guerra Mundial, que están sin localizar e identificar. Obviamente es razonable realizar un esfuerzo para tratar de encontrar y sepultar debidamente a los represaliados o los combatientes desaparecidos, lo que no es razonable es politizar esa búsqueda o utilizarla para excitar el odio entre los vivos. Tampoco resulta razonable reclamar al de enfrente que encuentre más restos de los que ha sido capaz de encontrar uno mismo.

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Comentarios (1)
  1. Alambique says:

    ¡Pero si ahora mucha gente incinera y abandona las cenizas de sus padres o las arroja al viento! Total, no va a ir al camposanto ni el día de Todos los Santos.

    Desde hace muchos años, con el permiso judicial, se pueden recuperar cuerpos de la guerra. No había ningún inconveniente.
    En realidad lo que quieren es propaganda (a base de mentiras) y subvenciones: dinerito del erario público, que les gusta mucho.

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