Los problemillas de Uxue Barcos con la libertad de prensa

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Uxue Barcos tiene malas pulgas, dicen que por soberbia. No le gusta la crítica. En cuanto tiene ocasión, enchufa una querella a quien aporta datos que no le gustan. El último ejemplo es la querella contra el director de navarra.com y el intento de impedir la difusión de los datos que publicaba este medio sobre sus dietas y las investigaciones del Tribunal de Cuentas. El juez ha desestimado totalmente la querella de Barcos y además ha afeado el intento de censurar a un medio que estaba publicando informaciones relevantes, veraces y contrastadas. Lo dice la propia sentencia.

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El gobierno del cambio consiste en que ahora está más amenazada la libertad de expresión

Siendo presidenta, tienes que pensártelo dos veces antes de interponer una querella contra un medio de comunicación, porque te la juegas. Si pierdes, como ha sido el caso, quedas ante la opinión pública como una presidenta autoritaria, que no acepta las críticas y que a golpe de querella trata de amordazar y amedrentar a los medios. Que un medio difame o calumnie a la presidenta puede ser grave, no diremos que todo vale, pero que una presidenta trate de evitar que un medio publique una información relevante y cierta sobre sus actuaciones, es mucho más grave.

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No es la primera vez que Barcos fracasa tratando de imponer la ley del silencio sobre su persona

En 2012, siendo todavía concejal y diputada, Barcos presentó una denuncia contra UPN por afirmar esta formación que Barcos era la política mejor pagada de Navarra, ya que venía cobrando 110.000 euros al año, y que cobrando tanto era llamativo que no tuviera nada de patrimonio. En aquel momento, además, se estaba produciendo en la sociedad un fuerte debate sobre los sueldos de los políticos y particularmente sobre lo que cobraba Yolanda Barcina (92.700 euros), por lo que Barcos negó que estuviera cobrando cantidades superiores a esa cifra (“ni 99.000 euros ni 90.000”) . La Justicia desestimó la demanda de Barcos y en el proceso afloró, véanse los documentos, que era cierta la cifra de 110.000 euros que se había manejado sobre la acumulación de retribuciones de Barcos y que ella insistentemente había negado.

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Murillo somos todos

Llamativo también el papel de algunos medios que, lejos de salir en defensa de la libertad de prensa, aunque sea la de medios de distinta orientación, dieron bombo a la denuncia, sin criticarla, en una escala que ahora habrá que ver si se corresponde con la escala que den a la noticia de que la denuncia de Barcos ha sido desestimada. Algo significativo cuando en cambio desde esos mismos medios se ha salido en defensa de personajes como Pablo Hazel o Cassandra, por decir cosas que nada tenían que ver con la información sino el insulto gratuito o la exaltación de la violencia. Podría señalarse también la contradicción de aquellos que salieron incluso en manifestación a defender el supuesto derecho de un artista a sustraer formas consagradas en nombre de la libertad de expresión, pero que no han movido una ceja en defensa de un medio contra el que se querella la presidenta y encima, como ahora vemos, sin ninguna razón.

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¿Dónde están ahora los que critican la “Ley mordaza”?

Todos aquellos que se quejan de la llamada “Ley mordaza”, que normalmente no han leído para comprobar que en general contiene prohibiciones muy razonables, tienen ahora una ocasión excelente para hacer un severo reproche a Uxue Barcos en un asunto tan importante, importante de verdad, como intentar tapar la boca sin razón a un director de periódico.

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