Naves espaciales

Cuando se rodó la mítica película Blade Runner era el año 1982 y la acción se situaba en la ciudad de Los Angeles en el año 2019; es decir, pasado mañana. Los guionistas de la película en el año 1982 daban por hecho que en 2019 habría androides indistinguibles de los humanos y naves espaciales que nos llevarían a otros planetas. Lamentablemente lo más cerca que estamos de los androides indistinguibles de los humanos es lo que algunos cirujanos han hecho con algunas actrices de Hollywood. Lo mismo podíamos decir de las naves espaciales y los viajes a otros sistemas planetarios, hasta la semana pasada.

Stephen Hawking ha presentado hace unos días un proyecto bautizado como Breakthrough Starshot (Disparo Estelar), que pretende enviar una nave a Alfa Centauri, la estrella más próxima a la Tierra exceptuando obviamente a nuestro Sol. Entre los millonarios dispuestos a financiar el proyecto se cuentan el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, y el magnate ruso Yuri Milner.

Lo contrario de pensar a lo grande

¿Cómo mandar una nave espacial a otro sistema solar? Aunque para este tipo de cosas cabría intuir que hay que pensar a lo grande, en realidad se pretende hacer todo lo contrario. La idea es mandar varias micronaves de tan sólo unos gramos de peso, apenas un chip con una cámara, un láser para las comunicaciones y una vela solar. Las micronaves, a falta de viento en el espacio, serían impulsadas por un enorme láser que podría acelerarlas hasta aproximadamente una quinta parte de la velocidad de la luz. La energía para hacer algo así con una nave de gran tamaño sería imposible de conseguir hoy en día, pero no es impensable lograrlo con una nave de apenas unos gramos.

A una velocidad de la quinta parte de la de la luz, la nave tardaría 20 años en llegar a Alfa Centauri y empezar a explorar y transmitir datos.

Cabe pensar que, una vez traspasado este límite, las barreras para enviar una nave más grande serían cuantitativas, más que cualitativas.

La buena noticia es que, por mal que se pongan las cosas aquí, quizá dentro de unas décadas exista una alternativa a vivir en la Tierra. Puede también que dentro de unas décadas, como les pasó a los guionistas de Blade Runner, por las calles de Los Angeles siga siendo más probable ver un Volkswagen “escarabajo” que un androide. En cualquier caso, no dejaría de resultar curioso que para cruzar los espacios interestelares volviéramos a usar carabelas, aunque fueran impulsadas por un rayo.