Osasuna es hoy lo que ayer decidieron los socios que fuera

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Diario de Navarra analizaba ayer en un interesante artículo el pinchazo de la burbuja fiscal de Osasuna.

En primer lugar cabe destacar la primera de las fotos que ilustra el escrito, con la imagen de Miguel Sanz y Patxi Izco. No se trata de un capricho. Como se relata a continuación, Izco llega a la presidencia de Osasuna en 2002 con una situación delicada, debiendo 20 millones de euros de los que 4,2 se le deberían a Hacienda, al menos según la versión del propio Izco.

Izco resuleve la crisis de deuda con una medida que el Diario califica de “audaz”, pero que en realidad consiste en algo desdichadamente típico: endeudarse más.

La audacia de la fórmula, en todo caso, consistió en que el Gobierno de Navarra, como recientemente recordó Navarra Confidencial, avaló un crédito de 18 millones a devolver en 17 años. Diario de Navarra determina que las “buenas relaciones” de Izco con UPN y Miguel Sanz “determinan en buena medida el desarrollo de los acontecimientos”. Esto sucedió en el año 2003.

Las cuentas de Osasuna, según el artículo, se encuentran lejos de cuadrar a pesar de todo.

Tan temprano como desde el año 2004, prácticamente al día siguiente del rescate del gobierno, Osasuna empieza a dejar de pagar de nuevo los impuestos. En el balance de 2004, reseña el Diario, se reconoce que Osasuna no pagó a 30 de junio 2,7 millones en impuestos. Después la deuda con Hacienda desaparece de los balances, pero aunque en 2008 se supone que la deuda fiscal atrasada es cero, “la realidad es que para entonces Osasuna ya debía más de 11 millones al fisco”.

Lanzados ya en la pendiente del gasto desenfrenado, en 2005 se crea un singular programa de patrocinio con un presupuesto de 1,5 millones del que Osasuna es el principal beneficiario. Resultado: el gobierno le da a Osasuna el dinero con el que Osasuna paga el crédito avalado por el gobierno.

El problema es que, como no nos cansamos nunca de repetir, el dinero del gobierno no es el dinero del gobierno, ni de Izco, ni se Sanz, ni de Pablo Iglesias, sino el dinero del desamparado contribuyente que tiene que medir sus gastos e ingresos personales y familiares para permitir que otros con más poder y más dinero no los midan en absoluto.

De 2009 en adelante no sólo es que la deuda es enorme sino que “el club está fuera de control con salarios netos de jugadores que rebasan el millón de euros”.

Otro dato para la reflexión: a partir de 2007 Osasuna debería haber pagado anualmente de 12 a 14 millones de euros a Hacienda, de los que sólo abonaba unos 2.

Entonces llega Barcina

Según el extenso artículo del Diario, aunque las alarmas en Hacienda habían saltado hacía mucho tiempo, “el club siempre tiene en poder el certificado de que está al corriente de los pagos con Hacienda para poder cobrar al mes el dinero de los derechos televisivos”. No mucho después “las esperanzas de Izco” se van “al traste”, cosa que sucede “cuando en 2011 Miguel Sanz abandona la presidencia del gobierno”. Yolanda Barcina y Lourdes Goicoechea, que respectivamente suceden a Sanz y Miranda, “son dos personas con menos sensibilidad hacia Osasuna.”

La ocurrencia de Izco fue pedir que se le permitiera pagar la deuda en 75 años, añadiendo otro patrocinio público del estadio y las camisetas con el que de hecho los contribuyentes pagaran de nuevo la cuenta.

A estas alturas el lector ya puede concluir que la voluntad de Izco de pagar la deuda a Hacienda ni en mil años era nula, que la voluntad de algunos políticos de cobrarla era similar a la de Izco de pagarla, que el gobierno prácticamente le estaba dando a Osasuna el dinero que a su vez Osasuna le tenía que dar al gobierno, y que Barcina y Goicoechea no es que tuvieran menos sensibilidad hacia Osasuna, sino que tenían alguna sensibilidad hacia el contribuyente y hacia todo el resto de cosas esenciales que hay que pagar que no son Osasuna.

Naturalmente en el artículo se citan las famosas delcaraciones de Archanco en RNE, que en su momento en NC también publicitamos, reconociendo que Osasuna vivía sistemáticamente de no pagar los impuestos. Diario de Navarra recuerda acertadamente que Archanco fue directivo y tesorero durante una década en la etapa de Izco.

Seguro una vez más que, como casi siempre en este país, todo lo sucedido es legal por parte de políticos y directivos. Pero sin duda no son pocos los contribuyentes que piensan que esto es una tomadura de pelo y que ellos no madrugan todos los días y van a trabajar y a ganar el dinero con el que pagar los impuestos para esto.

Pero la crónica del Diario también recuerda que durante años, cuando se le preguntaba sobre el asunto, Izco “se enfadaba airadamente con respuestas agresivas al periodista o al socio compromisario en franca minoría”. A lo cual se podría añadir que los socios del club, año tras año, aprobaron las cuentas de Osasuna, dieron mayoritariamente la espalda a la realidad y respaldaron a Izco.

No tiene sentido lamentarse porque a Osasuna no le ha ocurrido una desgracia. Lo que le ha sucedido al club no le ha caído del cielo sino que se lo ha venido buscando durante mucho tiempo.

Osasuna, a fin de cuentas, es hoy lo que ayer decidieron los socios que fuera.

Los que seguro que no tenemos la culpa de nada de lo que ha pasado somos los contribuyentes y todo lo que se ha descrito anteriormente no es el dibujo de una institución que contribuye al bien y la prosperidad de Navarra sino que, al menos gestionada como lo ha sido, es un auténtico cáncer.