Derechos humanos, María Victoria Arraiza, Jorge Urdánoz

 

Las páginas de opinión del Diario de Navarra han acogido en los últimos días sendos artículos de opinión respecto a los derechos humanos firmados por eminentes figuras socialistas. El primero de ellos venía firmado el domingo por Jorge Urdánoz, diputado foral dimitido y por ello excepcional, procedente del rubalcabismo político; el segundo por María Victoria Arraiza, diputada foral y Presidenta de la Comisión de Convivencia y Solidaridad Internacional, nada menos. Ambos venían a glosar y rememorar el Día Internacional de los Derechos Humanos celebrado el 10 de diciembre. El problema es si el tipo de filosofía que viene sosteniendo el socialismo español en los últimos años es coherente con la propia filosofía de los Derechos Humanos.

Nunca más

Recordaba Jorge Urdánoz en su artículo, por ejemplo, que la Declaración de los Derechos Humanos nació inspirada por el espíritu del “nunca más”, tras la Segunda Guerra Mundial hace ahora 64 años. Tanto la Declaración de los Derechos Humanos como el Juicio de Nuremberg al nazismo, sin embargo, representa todo lo contrario a los dos grandes postulados socialistas de los últimos años: el positivismo y el relativismo.

Nuremberg: la derrota legal del positivismo, el relativismo… y el nazismo

El Juicio de Nuremberg planteó un grave reto a los juristas de las potencias vencedoras. Juzgados por sus propias leyes, los nazis no sólo no merecerían una condena sino una medalla. Había que juzgar por tanto a los nazis no según sus propias leyes sino según un concepto general de Justicia que 1) excediera los límites territoriales de cada nación y 2) fuera superior a las leyes de cada nación. Es decir, que o se absolvía a los nazis o, como se hizo, se reconocía que existía una idea de Justicia superior al código penal nazi. Se puede llamar a esto de muchas maneras, pero la más sencilla es que el positivismo (sólo la ley de cada estado es fuente del derecho) y el relativismo (las cosas están bien o mal según dónde ocurran) resultaron totalmente derrotados.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos

La propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, como su propio nombre indica “universal”, supone que el ser humano, cualquier ser humano, en cualquier lugar, por el hecho de serlo, es titular de unos derechos inalienables como la vida o la libertad. Se trata de una nueva derrota del positivismo y el relativismo, al reconocer que el ser humano tiene una serie de derechos fundamentales antes de que cualquier estado o cualquier legislación positiva se los reconozca. Es más: los tiene aunque un estado o una legislación se los niegue. No sólo eso: el gobierno de ese estado y esa legislación serán injustos por negarlos. Para el positivismo y el relativismo, no hay derecho hasta que lo reconoce el estado. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, por el contrario, sienta las bases de que los derechos fundamentales son anteriores al estado y que las leyes estatales son injustas cuando no reconocen esos derechos. Una idea que, por otra parte, ya se recoge en la filosofía griega, la escolástica cristiana o la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. La pregunta, por consiguiente, es qué celebra el socialismo el día de los Derechos Humanos cuando actualmente se ha convertido en el principal adalid del positivismo y el relativismo.

El registro de objetores

En el caso navarro, un claro desarrollo de todo lo anterior tiene que ver con la creación de un registro para marcar a todos los médicos que están dispuestos a alegar objeción de conciencia para negarse a practicar un aborto. La objeción de conciencia parte del supuesto de que algunas personas pueden considerar en algunos casos que, según su conciencia, algo a lo que les obliga la ley es injusto. La objeción de conciencia, por tanto, es coherente con la filosofía de los derechos humanos pero choca con la idea de positivismo. Otra faceta de la objeción de conciencia es la obediencia debida. En Nuremberg se juzgó a los nazis pese a que alegaron actuar por la obediencia debida a las leyes nazis. Es decir, que se decidió que una persona no era necesariamente inocente de un acto criminal por el hecho de estar obedeciendo una serie de órdenes o disposiciones legales. Si se piensa esto, no se puede luego obligar a nadie a cometer actos que esa persona considera criminales. El rechazo de la obediencia debida como excusa con carácter general es por ello otra derrota positivista.

Incoherencias progresistas

Todo lo anterior lleva a cuestionar la coherencia de quienes por un lado celebran el aniversario de unos derechos cuyos fundamentos atacan permanentemente por otro. Claro que el de los socialistas no es un hecho aislado. El nacionalismo es fecundo en positivistas radicales, feroces enemigos de cualquier idea de derecho natural, que rechazan toda la legislación positiva bajo la que viven, empezando por la Constitución y terminando por la Ley de Partidos. Si los socialistas realmente creen en unos derechos humanos universales e inalienables previos a los gobiernos y los estados, lo cual parece bastante razonable, tal vez debieran aprovechar este aniversario para revisar algunos planteamientos conceptuales. Feliz Día Internacional de los Derechos Humanos.  

Comentarios (5)
  1. Pero el cargo es el cargo y hay pocos a repartir. Además el pacto socialista con nazionalistas es la.Alianza de Civilizaciones en el ámbito local. Congruente en su incongruencia.

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  2. lancelot says:

    Muy bien escrito

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  3. Anton Pirulero says:

    El único motor de los socialistas es la conveniencia personal a corto plazo disfrazada de derechos y libertades para todos, y buscando un supuesto enemigo, que es el que previamente ha conculcado (supuestamente) estos derechos y libertades.

    Bajo esas premisas, un día pueden ser positivistas, otro día relativistas, otro día nazis, y el día que suena la flauta y el Pisuerga pasa por Valladolid, hacen algo bien sin querer.

    No hay más que ver su historia y repasar las declaraciones que van haciendo en semanas diferentes.

    En todo caso los argumentos del artículo están muy bien traídos. Es un ejemplo más.

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  4. Infante de Ruesta says:

    Nuremberg sólo fué una vendetta teatralizada de los vencedores. La historia la cuentan los vencedores a su conveniencia. Si eran tan malísimos, ¿porqué 65 añitos después sus hijos y nietos son los que ESTÁN A LA CABECITA DE EUROPA Y DAN LIMOSNITA AL RESTO DE LOS EUROPEOS más vagos, más bobos y permitidores de babosos ladronzuelos como sus gobernantes? Oh tempora ó mores!!! cuanta estupidez.

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  5. arana goiti says:

    Muy buen artículo, aunque hecho en falta una apostilla en forma de reflexión. Estando clara la raíz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos ¿no es un poco raro que en la propia Europa se haya renunciado a juzgar los crímenes de los regímenes comunistas que durante décadas esclavizaron a media Europa? Al fin y al cabo lo del nazismo duró apenas unos lustros y la pesadilla del muro de Berlín está muy reciente.
    ¿No será que detrás de estos Tribunales europeos de Derechos Humanos, han demasiado sociata, demasiado ex-marxista, demasiado progre y demasiado masón? Pregunto.

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