Austeridad política y vergüenza ajena

Llámelo como quiera: prudencia, ética, austeridad o vergüenza. El hecho es que además de los recortes públicos, forzosos y oficiales sobre los que tanto se debate en estos días sería bonito analizar la actitud personal de cada político. La tan denostada casta partitocrática, incluida la pequeña aristocracia política navarra, está accediendo, a regañadientes, a abrir el debate de la disminución de cargos, puestos y estructuras de poder. Algo es algo. Pero se queda la cosa muy corta si no va acompañada de un cambio personal en los gestos, los hábitos cotidianos, los usos y las costumbres burguesas típicas del mandamás contemporáneo. Mucho hemos comentado en este rincón el caso de los vehículos oficiales: demasiado numerosos y demasiado lujosos. Pero hay más. ¿Por qué las reuniones políticas, así como las de altos y medios funcionarios, suelen acabar en finísimas comidas a la carta? ¿Por qué -si era verdad que ya fueron superados el Antiguo Régimen y los privilegios- hemos de aguantar la obsesión de los cargos y carguitos por los símbolos de poder: trajes, relojes, hotelazos…? La vieja nobleza, rodeada cuando podía de lacayos, chóferes, azafatas, guardias y camareros no tenía, como estos, la desfachatez de predicar la igualdad de clases. Hay mucho que recortar en el organigrama, no digo que no. Pero ¡cuánto recortaríamos solamente con hacer que todos ellos llevaran el mismo tren de vida que cuando eran simples mortales!

Comentarios (1)
  1. Oscar says:

    Eso!!: Se queda la cosa muy corta si no va acompañada de un cambio personal en …

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