Dicen que la mujer le miró al médico horrorizada, no se podía creer lo que le estaba diciendo: ¡Matar a su hijo querido! ¡A su hijo mayor! No abortó.
La valentía de ese médico y su amor por la verdad, salvó una vida.
En dos ocasiones, durante mis embarazos, he tenido que firmar que no quiero hacerme ninguna prueba para saber si mi hijo es o no es Síndrome de Down. En el vientre de la madre sólo interesa saber si un niño es Síndrome de Down para abortar. Es una lástima que ginecólogos y matronas, por protocolo, con la complicidad de políticos y autoridades sanitarias, te planteen de forma tan sutil cometer un aborto.
Sería mucho más humano, que en las consultas de ginecología se plantease a la mujer la siguiente pregunta ¿Estaría usted dispuesta a matar a su hijo de 7, 12 o 15 años porque tenga dificultades de socialización, fracaso escolar, o problemas con el alcohol en el futuro? ¿No? Pues no le mate por los posibles problemas que pueda tener por ser síndrome de Down.