El pasado 30 de diciembre un millón de personas se reunieron en Madrid convocadas por Mons. Rouco bajo el lema “Por la familia cristiana” (¡será provocador!). El notable éxito ha “picado” a algunos progres, que han arreado sin piedad ni talante. En el PP todavía están sopesando qué conviene decir, o si pedir el comodín del público.
¿Y qué hay de quienes gobiernan en Navarra-? Hasta hace bien poco no tenían reparo en opinar (como debe ser). El PSN por su parte a través del Sr. Chivite no ha dudado en clamar: “…es una irresponsabilidad de la Iglesia utilizar manifestaciones con un fin loable como la defensa de la familia para atacar a un gobierno legítimo” (vaya “cacao”…). Pregunta “con qué fondos se ha financiado la movilización” (algo de fijación sí que tiene con el tema, si aún no le han devuelto lo de la manifa de marzo).
Pero no es tan preocupante lo que diga Chivite cuanto lo que callan quienes nos gobiernan (por decir algo): los que proclaman el humanismo cristiano, el respeto a los derechos humanos y la persona, la libertad individual, la familia… (textual del art. 2 de la Ponencia Estatutaria de UPN).
Ojo que, aunque los principios a menudo escaseen, los votantes siguen ahí; y merecen un respeto. Es una sencilla cuestión de saber defender sin complejos el ejercicio de las libertades. Ya lo dice mi buena amiga: “cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”.