El imposible pacto UPN-PSN.

No tengo una buena opinión de los socialistas. Ni mi opinión sobre la ETA es peor tras el fracaso del proceso, ni mi opinión sobre los socialistas mejor. Los socialistas nos mintieron asegurándonos que ETA tenía una voluntad de poner fin a la violencia que ni siquiera los propios etarras se molestaban en aparentar en las entrevistas que concedían a Gara, mucho antes del atentado de Barajas. Los socialistas aceptaron un sistema de negociación en dos mesas inherentemente perverso, basado en el pacto de un precio político en una mesa a cambio del abandono de la violencia en otra. Las actas reveladas por Gara muestran, además, que el gobierno ofreció a ETA un órgano común vasconavarro y la elaboración de un nuevo Amejoramiento al gusto de Batasuna. Nada sorprendente cuando Ramón Jáuregui ya salió en su día ofreciendo en público un estatuto vasco en blanco, para que la “izquierda abertzale” lo rellenara como quisiera. El gobierno incluso habría ofrecido un referéndum sobre la anexión de Navarra a Euskadi y ése precisamente habría sido el escollo final del “proceso”: que la ETA, tontamente, en vez de conformarse con la celebración del referéndum (y sentar el precedente para más adelante) exigió además que el PSN votara a favor. Por todo ello no estoy dispuesto a retractarme ni una coma de todo lo dicho contra los socialistas. Que nadie me malinterprete por tanto si digo que un pacto entre UPN y PSN sería deseable en estos momentos. No porque los socialistas se hayan vuelto maravillosos de repente, sino porque la alternativa para Navarra de un pacto con Zabaleta sería aún peor. No propongo por tanto un pacto por amor a los socialistas sino por amor a Navarra. Si alguien tiene que hacer penitencia y pedir disculpas a los navarros son los socialistas y no quienes nos opusimos al proceso-trampa o proceso-chantaje que ellos aceptaron. Si ahora yo deseo un pacto con el PSN, es primero porque el proceso se ha roto, y segundo porque los estatutos del partido de Zabaleta son la mejor novela de terror desde “Drácula”. Por eso incluso la presidencia me parece un precio pequeño si a cambio se pudiera pactar con Puras un programa liberal que reafirmara el estatus de Navarra. Ahora bien, tengo la convicción de que este pacto es imposible. La razón es que el pacto con los nacionalistas, para los socialistas, no es un asunto táctico sino estratégico. Son conscientes de que sólo pueden acceder al gobierno de la nación pactando con los nacionalistas, y que esa fórmula les dará el poder mientras el PP sólo rondé el 40% de la intención de voto en las encuestas. Por eso tampoco veo claro que “desde Madrid” realmente exista una oposición al pacto. El socialismo se convierte en el instrumento que los nacionalistas necesitan para llegar al poder en las autonomías, a cambio de que los nacionalistas se conviertan en el instrumento que los socialistas necesitan para llegar al poder en la nación. En esa regla, me temo, Navarra no puede ser la excepción.
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