Señala el Arzobispo de Pamplona además que “toda educación verdadera es de por sí educación para la ciudadanía, y más que para la ciudadanía”, y lamenta que “podríamos evitar todas estas preocupaciones si el gobierno tuviera conciencia de sus limitaciones y fuera un poco más respetuoso con la libertad de las personas y el protagonismo de la sociedad en los asuntos culturales y espirituales”.
Respecto a las medidas a adoptar contra este intento gubernamental de modelar a su gusto las mentes de los escolares mediante una asignatura obligatoria de ideología progresista, don Fernando matiza no obstante que “no es fácil dar una norma clara y tajante que resulte aplicable en todo lugar y en todo momento”, añadiendo que “como último recurso, queda siempre abierto el recurso a la objeción de conciencia”.