Superflua, laicista, impositiva, mentalizadora y unificante.

Monseñor Sebastián sostiene en la última de sus Cartas desde la fe que la asignatura, “tal como la propone el gobierno, parece del todo incompatible no sólo con una visión cristiana de la vida, sino también con una mentalidad verdaderamente democrática y liberal”. El Arzobispo es categórico a la hora de establecer que “los centros religiosos tienen que plantearse muy seriamente si de verdad pueden impartir esta asignatura sin deformar la mentalidad cristiana de sus alumnos”.

Señala el Arzobispo de Pamplona además que “toda educación verdadera es de por sí educación para la ciudadanía, y más que para la ciudadanía”, y lamenta que “podríamos evitar todas estas preocupaciones si el gobierno tuviera conciencia de sus limitaciones y fuera un poco más respetuoso con la libertad de las personas y el protagonismo de la sociedad en los asuntos culturales y espirituales”.

Respecto a las medidas a adoptar contra este intento gubernamental de modelar a su gusto las mentes de los escolares mediante una asignatura obligatoria de ideología progresista, don Fernando matiza no obstante que “no es fácil dar una norma clara y tajante que resulte aplicable en todo lugar y en todo momento”, añadiendo que “como último recurso, queda siempre abierto el recurso a la objeción de conciencia”.

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